top of page

Testimonio: ¿llamada a la vida religiosa?

Foto del escritor: Blog PFSGMBlog PFSGM

El deseo de un matrimonio perfecto y de formar una familia es lo más común entre las jóvenes. Digamos que esta es la vía normal, la elección que toma la mayoría de las personas.

 

¡Pero no fue así para mí! Aunque admiro mucho la vida conyugal, casarme nunca estuvo en mi lista de "proyectos para el futuro". Quería viajar por el mundo, tener una carrera prometedora, ayudar a los más pobres, formar parte de proyectos sociales, etc. Estaba buscando algo diferente, pero no sabía qué era. Viví las experiencias comunes de la juventud (fiestas, salir con amigos, etc.), era una realidad aparentemente normal. Pero me sentía insatisfecha, sin sentido; faltaba algo.

 

En 2014 participé en un retiro juvenil (hasta entonces no recibía los sacramentos y rara vez iba a la iglesia). Allí tuve no solo mi primer contacto con la vida religiosa, sino también mi experiencia personal con Dios. Recuerdo la alegría que sentí después de hacer una buena confesión y participar en la Misa todos los días durante una semana. En esos días de retiro pude hablar con algunos religiosos y conocer un poco cómo es la vida de una persona consagrada.

 

Saber que pueden viajar por el mundo como misioneros ayudando a tantas personas y renunciar al matrimonio, no porque sea algo malo (al final, es de la familia de donde surgen nuevas vocaciones para la Iglesia), sino para dedicarse totalmente al servicio de Dios. Fue un momento de iluminación para mí, como si esa realidad respondiera a los deseos de mi corazón; en ese momento comprendí que estaba llamada a esta vida de entrega total al servicio de Dios.

 

Más tarde, tuve un sueño en el que estaba en una iglesia decorada para una fiesta de boda y caminaba sola por el pasillo. Interpreté esto como una confirmación de mi vocación, porque quien elige la vida consagrada camina solo hacia el altar, realizando lo que llamamos matrimonio espiritual, donde el esposo es Cristo mismo. Estos son, como dice el evangelio: “Aquellos que se han hecho eunucos por el Reino de Dios” (Cfr. Mt 19,12).

 

Obviamente, para entender bien nuestra vocación, necesitamos un proceso de discernimiento; no se trata solo de sentimientos y emociones, sino de obtener respuestas concretas y prácticas que nos permitan construir una base sólida. Esto es posible a través de la oración, la dirección espiritual y la búsqueda sincera de responder al llamado de Dios cuando dice: “Ven y sígueme”.

 

Leticia Dantas

15 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

¡SÍGUEME!

Comments


bottom of page