Mi familia no tomó nada bien mi decisión de entrar al convento. Todos estaban en contra de ello. Después de su reacción, no sabía cómo llegar a la comunidad con la que en ese momento deseaba hacer una experiencia, allí en Albania.
Entonces me vino a la mente la historia de Santa Clara, quien, para llegar a San Francisco y entregar toda su vida al Señor, escapó de su casa. En mi sinceridad y rectitud, pensé también en hacer lo mismo, al no encontrar otra solución. Obviamente, no pensaba en las consecuencias ni en lo que podría pensar mi familia, pero el Señor miró más allá, viendo la sinceridad de mi corazón de querer hacer su voluntad.
Por supuesto, mis familiares no estaban nada contentos. Después de encontrarme y traerme de vuelta a casa a la fuerza, me mantuvieron encerrada con un candado en la puerta durante un mes. También le sucedió a San Francisco de Asís ser encarcelado por su padre cuando supo de la vocación de su hijo [1]. Las palabras de Jesús cuando dice: "El que pierda su vida a causa de mí, la encontrará" (Mt 16, 25) me dieron la fuerza para no rendirme en la búsqueda de la voluntad de Dios.
Aun así, continué mi búsqueda, sin desanimarme por las adversidades, hasta que encontré la comunidad adecuada para mí, y ellos tuvieron que aceptar mi decisión. ¿Qué decir entonces a los padres que se oponen a la vocación de sus hijos?
San Juan Bosco dice: "Un hijo sacerdote (o una hija monja) es el regalo más grande que Dios puede dar a una familia."
Hna. TME
[1] Cfr. FUENTES FRANCISCANAS, Leyenda de los tres compañeros, n.1417.
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