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TESTIMONIO: Soy el fruto de un grupo de oración...

Actualizado: 25 jul


El Papa Francisco dice: "Las vocaciones nacen en la oración y de la oración. Y sólo en la oración pueden perseverar y dar fruto." De hecho, fue así conmigo, y puedo decir que ¡soy el fruto de un grupo de oración!


Mirando hacia atrás, recuerdo la gran gracia que el Señor me concedió, después de hacer una fuerte oración a Fátima, pidiéndole a la Virgen con un corazón sincero: "¡Ayúdame, muéstrame el camino a seguir, lo que Dios quiere de mí, para ser verdaderamente feliz y dar a mi vida un auténtico significado!" En efecto, tenía todo y no tenía nada, porque sentía la falta de paz y la alegría duradera en mi corazón. Y he aquí, cuando menos lo esperamos, el Señor nos sorprende y responde a las aspiraciones de nuestro corazón, ¡trazando otro camino por adelante! Sí, creo que escuchó esa oración, cruzando en mi camino, a Carlos Peixoto - aliado de los Pequeños Frailes y Hermanas de Jesús y María, que en aquel entonces guiaba un grupo de oración Adp-vv en Viseu - Portugal, actualmente misionero full-time en esta Comunidad.


Por el momento no lo entendí inmediatamente, pero sin duda fue un encuentro providencial que ha cambiado radicalmente mis pasos. Enseñaba religión católica en las escuelas, era una cristiana practicante, cercana de los sacramentos, pertenecía a diferentes movimientos católicos y ya solía orar, pero me quedé con la curiosidad cuando Carlos me habló del carisma de esta comunidad, (sin tocar el dinero), especialmente el Santo Rosario Meditado y Cantado, que hacía con su familia, en casa.

- "¡Ah!, ¿¡cantado y meditado!? Bueno, he pensado entre mí. Me encantaba la música, así que acepté su invitación para ir a orar con ellos. Me impresionó mucho la bienvenida, viendo la amistad y la simplicidad que había entre todos. Desde el principio, sentí que estaba en una familia, experimentando una gran paz y alegría dentro de mí, justo lo que tanto quería. Así que decidí continuar y desde ese momento todo cambío en mi vida.


Era algo muy diferente de lo que estaba acostumbrada a hacer, porque este Rosario, además de ser cantado (que me fascinó) y se sabe que: "quien canta, reza dos veces"; no sólo era la recitación mecánica del Padre Nuestro y del Ave María, sino que se rezaba, meditando sobre los misterios de la vida de Jesús, sobre la base de la Palabra de Dios y de las enseñanzas de la Iglesia Católica, una característica que me ltocó tanto: una meditación sencilla y concreta, pero tan profunda y luminosa concebida por nuestro fundador, que puede aplicarse en nuestra vida. Después de un año me convertí oficialmente en una aliada, reconociendo las muchas gracias que se recibieron en todo el grupo, pero sobre todo en mí misma: en el confrontarme con lo que escuchaba, meditaba, comenzaba a recapitular todo en Jesús, me hizo replantear mi forma dar testimonio del Evangelio, alejarme de mis seguridades humanas, de mis comodidades... Con sinceridad, ya conocía y hablaba del Evangelio, pero nunca lo había experimentado con total coherencia. Con mucha frecuencia yo también caía en juicios, prejuicios, dando testimonio más con mi boca y palabras, que con acciones, y por esta razón, no siempre recibía los frutos que quería.


Por lo tanto, el fruto de esta oración "asiduos y concordes" (cf. Hch 1,14), como los primeros apóstoles, meditando sobre los misterios del Rosario, y, como está escrito, "el buen árbol produce buenos frutos" (Mt 7, 17), hoy, gracias a todo lo que he podido vivir y aprender, sobre todo, a través de las enseñanzas y claves de la lectura de nuestro fundador, profundamente iluminado por la "sabiduría e inteligencia espiritual" (Col 1, 9), ha cambiado paso a paso mi modo de ser, de relacionarme con los demás y con Dios. Me sentí renacer a una nueva vida, madurando interiormente y creciendo el deseo de saber lo que Dios realmente quería de mí. Y entonces, el Señor me hizo entender y confirmar con tantas señales que me llamaba a dejar todo y seguirlo.


¡Hoy también soy parte de los Pequeños Frailes y de Pequeñas Hermanas de Jesús y María! Puedo decir que ese deseo más profundo de encontrar alegría y paz, dando a mi vida un significado más auténtico, se ha hecho realidad.



Hna. BMA

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