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"SEÑOR, ¿QUÉ QUIERES QUE HAGA?" ¡Así es como el Señor respondió a mi oración!

  • Foto del escritor: Blog PFSGM
    Blog PFSGM
  • 13 may
  • 2 Min. de lectura

Durante mi discernimiento vocacional, mi oración personal a Dios era siempre la misma: "Señor, ¿qué quieres de mí?". Un día hablando con mi padre, me dijo que unos años antes, mientras él también estaba tratando de entender la voluntad de Dios, había encontrado respuesta a su oración a través de uno de los mensajes de Fátima, el 13 de mayo 1917, en el cual la Virgen dijo a los pastorcillos: "Vengan aquí por 6 meses consecutivos y les diré lo que quiero de ustedes!". Qué alegría cuando me enteré que él también había ido a Fátima durante 6 meses consecutivos, ¡y que había recibido una respuesta a su oración!


¡Inmediatamente pensé en hacer lo mismo, para que yo también pudiera entender el proyecto de Dios sobre mí! ¡No tenía duda de que la Virgen - de una manera u otra - podría realmente revelarme qué hacer, si hubiera ido allí por ese tiempo! Pero todo tomó una luz diferente cuando compartí, con mi guía espiritual la hermana Verónica, lo que había sucedido. Ella me ayudó a reflexionar - gracias a las enseñanzas de nuestro fundador - sobre el significado espiritual de este mensaje, que no lo debía haber tomado literalmente, acudiendo físicamente durante 6 meses a Fátima, pero que en cambio hubiera debido dedicar un período de tiempo de mi vida exclusivamente a la comprensión de la Voluntad de Dios: en retiro, en el silencio y en la oración, lejos de los ruidos del mundo y de la vida cotidiana, en un lugar adecuado para escuchar la voz del Señor (como lo era en Fátima en 1917).

¡Por fin! ¡Gracias a esa respuesta, mi corazón y mi inteligencia se “casaron” y encontré un poco de paz en lugar de la inquietud que no me quería dejar!

Han pasado más de 7 años desde aquel episodio y estoy feliz de poder testimoniar que la Virgen ha cumplido verdaderamente su promesa también en mi vida y en los 6 meses que le ofrecí en un lugar adecuado, en el silencio y en la oración, he encontrado con certeza la respuesta a mi incesante petición: "Señor, ¿Qué quieres de mí?".

 

Hna. CMC


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