TESTIMONIO: la llamada a la vida religiosa de la Hermana Meg
- Blog PFSGM
- 11 jun
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"Señor, ¿puedo ser tu esposa? "Así es como entendí mi llamado.
Conocí a las hermanas cuando tenía 15 años. En ese momento llegó a mi parroquia una comunidad de misioneras de Perú, me impactaron de inmediato estas mujeres amables, hermosas y felices de ser esposas de Cristo. Sentía el deseo de estar cerca de ellas y de ser como ellas, y, con el tiempo, mi anhelo de estar junto a estas hermanas se transformó en un deseo de ser religiosa.
Una vez que este deseo ocupó un lugar en mi corazón, nunca me abandonó. Creció constante y silenciosamente, sin interrupciones. Cuando estaba por terminar la preparatoria, sabía que deseaba ser religiosa más que cualquier otra cosa, y ansiaba descubrir si una vocación religiosa era lo que Dios tenía en mente para mí.
Luché durante mucho tiempo para discernir la respuesta de Dios a mi gran pregunta: "Señor, ¿puedo ser monja?" Estaba segura de lo que deseaba, pero casarme con Cristo me parecía algo que no podría hacer sin Su permiso, ¿y cómo podría saber si Él me lo había concedido? Quería asegurarme de que, cual quiera que fuera la decisión, sería un deseo de Dios antes que mío. Necesitaba saber que, al entrar al convento, estaría haciendo Su voluntad y no solo la mía.
Cuando estaba en la universidad, la hermana Eliora, de las Pequeñas Hermanas de Jesús y María, me presentó una solución simple a este dilema de discernimiento. Me sugirió que le pidiera a Dios una señal concreta que me indicara la dirección vocacional que debía seguir, mencionando en particular señales en relación a la Palabra de Dios. Al principio dudé, pero la necesidad de una respuesta a mi ardiente pregunta sobre la vocación se hizo demasiado grande para soportarla, así que decidí intentarlo.
En esos días, todas las mañanas pasaba alrededor de media hora rezando en la iglesia antes de comenzar mi jornada. Fue al final de una de esas medias horas, cuando estaba a punto de marcharme, que recordé lo que la hermana me había dicho acerca de pedir señales de las Sagradas Escrituras. Decidí hacer la prueba. Abrí mi breviario en las laudes del día y encontré el cántico de Isaías 62, que parecía estar esperándome. Leí hasta la penúltima estrofa, me detuve y miré hacia el sagrario. El cántico tenía un lenguaje vagamente nupcial, lo cual era alentador, pero no lo suficiente como para convencerme. Comencé a rezar sinceramente, diciéndole a Dios que el lenguaje del cántico me daba ánimo; no era un "no" a la pregunta de "¿puedo casarme contigo?", pero tampoco era un "sí" directo. Necesitaba un "sí" claro. Le pedí a Dios, más o menos así: "Tú me conoces. Si puedo casarme contigo, necesito que me lo digas de forma muy, muy clara. Por favor, si puedo ser monja, dímelo de manera inequívocamente clara". Después de terminar esa oración, esperaba que Dios me respondiera en los próximos tres meses aproximadamente.
Por eso, me sorprendí cuando bajé la vista de nuevo al breviario para terminar la última estrofa del cántico. El último verso decía:
"Como un joven se casa con una virgen,así te desposará tu Creador;y como el esposo se regocija con su esposa,así tu Dios se regocijará contigo."
Me quedé impactada. No conocía el cántico antes de leerlo y no tenía idea de que terminaría así. ¿Podría haber una respuesta más directa de las Escrituras a la pregunta "Señor, ¿puedo casarme contigo?" Antes de leerlo, ni siquiera sabía que ese verso existía. Fue notable no solo leerlo, sino especialmente leerlo justo después de haber orado por una señal clara e inequívoca. Le había dicho: "Señor, si puedo casarme contigo, dímelo claramente", y la respuesta inmediata de la Palabra de Dios fue: "Como un joven se casa con una virgen, así te desposará tu Creador..."
¡Así fue! Esta fue una de las primeras señales que me confirmó que mi deseo de ser religiosa era un deseo que agradaba a Dios. Después de asegurarme de que era la voluntad de Dios que yo fuera monja, busqué otras señales para entender en qué comunidad religiosa quería Dios que me entregara a Él y a Su Iglesia.
Hermana Meg, postulante psgm
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