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REFLEXIÓN: ¿Cómo nos habla Dios?

Paz y bien.

En este artículo intentaré explicar cómo Dios puede hablarnos, haciendo referencia a lo que nos dice la Palabra de Dios y aportando algunos ejemplos de personajes bíblicos. En la carta a los Hebreos (cfr. Heb 1,1) está escrito que Dios ha hablado, desde tiempos antiguos, muchas veces y en diferentes maneras; y en el libro de Job (cfr. Job 33,14) se dice que Dios habla de una manera u otra, pero no prestamos atención. Por tanto, el Señor nos habla siempre y desde siempre de maneras diferentes, pero, probablemente, por distracción, somos nosotros quienes no nos disponemos a escuchar a Dios.

Para introducir algunos personajes bíblicos, me gustaría empezar con el relato que todos conocemos sobre María, la Virgen. En el evangelio de Lucas, este episodio se narra con detalles. Incluso se relata el diálogo entre el ángel Gabriel y María. Sin embargo, hay un aspecto que el evangelista no especifica. Este es el pasaje del Evangelio: «Al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David. El nombre de la virgen era María. El ángel, al entrar, le dijo: “¡Alégrate, llena de gracia! El Señor está contigo”» (Lc 1, 26-28). A menudo, padre Volantino, fundador de nuestra Comunidad, nos invita a reflexionar sobre el hecho de que San Lucas simplemente escribe que el ángel "entra donde María", sin especificar "cómo" entra, precisamente para hacernos entender que Dios puede hablarnos de muchas maneras diferentes (cfr. Fr VV - SLC, p. 64). De hecho, no sabemos si María estaba soñando, si escuchó una voz o si el ángel le apareció físicamente, etc.

En la Biblia, vemos que Dios habló a varios personajes de maneras distintas. Mencionaré solo cuatro formas que Dios utilizó en las Escrituras para comunicar su mensaje a diferentes figuras bíblicas, y luego les contaré brevemente cómo Dios me habló a mí usando los mismos métodos que utilizó con estos personajes.

1.      Primero, el Señor siempre nos habla a través de Su Palabra, que es la Biblia, porque lo que necesitamos para comprender y practicar su voluntad ya lo encontramos en la Sagrada Escritura, como nos enseña el salmista David cuando dice: “En el libro de la Ley está escrito lo que tengo que hacer:

yo amo. Dios mío, tu voluntad” (Sal 39, 9).

2.      Todos sabemos que San José recibió el mensaje del Señor a través de un ángel que le hablaba en sueños. En los sueños, el ángel lo tranquilizaba, le mostraba los peligros, le indicaba el camino... A propósito de los sueños, el Papa Benedicto XVI escribió que “tales visiones... no son simples expresiones de la fantasía, sino percepciones reales – provenientes de un origen superior – [...] de lo Alto” (Comentario teológico del cardenal Ratzinger sobre las “visiones”. Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe Católica). Por eso es importante prestar atención a los sueños que recordamos, porque, con la ayuda de la Escritura, de la enseñanza de la Iglesia y de personas competentes, podemos entender lo que el Señor quiere decirnos.

3.      Dios también puede hablarnos a través de señales que podemos pedirle (cfr. Is 7,11), como lo hizo Gedeón, que pidió tres veces una señal clara de parte de Dios con el vellón y el rocío (cfr. Jue 6, 17.36-40); o como sucedió con María, que tuvo una confirmación adicional de la acción del Espíritu Santo en ella cuando su prima Isabel le dijo: “¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a visitarme?” (Lc 1,43).

4.      Dios puede hablarnos a través de guías espirituales que el Señor pone a nuestro lado y que nos ilustran la Voluntad de Dios mediante la Escritura y la enseñanza de la Iglesia, como ocurrió con Tobías y el ángel Rafael (cfr. Tob 5,4).

Estos cuatro métodos que he mencionado los he experimentado también en mi propio camino vocacional.

1.      SUEÑO: Cuando conocí a la Comunidad hace muchos años, tuve un sueño en el que corría hacia unos sacos de tela beige porque quería cubrirme con ese tejido. ¡El hábito que ahora llevo está hecho de la misma tela que esos sacos! El Señor, a través de ese sueño, quería mostrarme con qué me vestiría.

2.      SEÑAL: Una señal clara que le pedí al Señor durante mi primer retiro de fin de semana fue esta: recé y le pedí al Señor que, si mi vocación no era el matrimonio, sino la vida consagrada, antes de regresar a casa alguien debía hacerme una señal de la cruz en la frente. Dado que era la época del COVID, pensé que sería algo difícil, también porque las monjas no suelen hacer la señal de la cruz en la frente. Y, sin haber hablado con nadie de esto, una de las monjas, sin razón aparente, se acercó a mí y me hizo una señal de la cruz en la frente.

3.      LA PALABRA DE DIOS: El año pasado, durante una experiencia más prolongada en el convento, una de las hermanas me sugirió, si me sentía preparada, que comenzara la experiencia oficial de los 15 días usando el escapulario (un cuadrado de tela con la imagen de la Virgen), la bolsa (del mismo tejido) y las sandalias. Como no esperaba esa propuesta, recé pidiendo que el Señor mismo me indicara qué hacer. Al leer las lecturas del día, la lectura del Oficio decía: “El Señor, Dios de los ejércitos... nos invitaba a vestirse de sayal” (Is 22,12).

4.      GUÍA ESPIRITUAL: Al comenzar mi discernimiento, no tenía intención de ser monja, pero cuando hablaba con quien luego se convertiría en mi guía espiritual, sentía paz y alegría, que son claros signos de la voluntad de Dios (cfr. Jer 29,11; Sal 118,16), y me hicieron entender que esas palabras no eran solo de una monja, sino que detrás de ella estaba la voz del Señor hablándome y mostrándome el camino correcto.

El Señor nos habla continuamente, pero debemos estar atentos, escucharlo y captar las señales. Este es el consejo que les quiero dar: ¡pidan al Señor con un corazón sincero, y Él no tardará en encontrar una forma de responder!


Hermana Carola, postulante pfsgm

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