El cambio en mi camino vocacional fue un periodo muy corto y rápido donde en quince días, decidí y le dije al Señor. "Me abro a tu voluntad Señor, me rindo a tu voz, quiero someterme. Tú me llamaste, aquí estoy y tú me enviaste, yo te digo: iré". Sin ninguna dificultad el Señor arrancó de mi corazón mi voluntad y mis afectos en la otra comunidad que tanto amaba y que había esperado nueve meses para comenzar un acompañamiento vocacional con ellas, fue un poco difícil soltarme, pero el Señor es perfecto en todo lo que hace y me enamoró de su voluntad y de la imitación de su vida. Cada uno da lo que ha decidido en su corazón (Cfr. 2Cor 9,7) y en mi corazón tengo el deseo de darlo todo al máximo y sé que los planes de Dios son mejores que los míos. Cuando me lancé a su voluntad sentí como nunca, un fuego en mi corazón, una gran paz y una inmensa alegría y estos son los tres signos de la voluntad de Dios, según la meditación del fundador de la comunidad PFSGM, P. Volantino.
Como dice la canción "Tus planes", "Te doy mi mano, cierro los ojos y confío en ti, tómame Señor" de Juninho Cassimiro, así me puse enteramente en las manos de Dios. Comencé entonces un camino con la comunidad adecuada, donde con la ayuda de personas que Dios puso en mi camino, entre ellas Sor Clara, me ayudaron a discernir la voluntad de Dios. La ayuda de una persona, especialmente de un director espiritual, es fundamental en este periodo de discernimiento.
Concluyo con una frase de San Alfonso María de Ligorio: "Estemos seguros de que, al querer lo que Dios quiere, queremos nuestro mayor bien. Pero debemos perseverar y ser firmes en la búsqueda de la voluntad de Dios." "Ustedes necesitan constancia para cumplir la voluntad de Dios y entrar en posesión de la promesa." (Heb 10,36)
Jamilly, aspirante pfsgm
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