En la comunidad de las pequeñas hermanas de Jesús y María , el nombre religioso suele estar compuesto de 3 partes, siendo María el segundo nombre. Habiendo recibido la confirmación del nombre Carmela, quedaba por entender cuál sería el tercer nombre. Al igual que al principio pensé en varias opciones, pero esta vez quería un nombre que tuviera una conexión con mi guía espiritual.
Al leer los Fioretti (Crónicas) de San Francisco de Asís, en una parte habla de Inês que era hermana de sangre de Santa Clara y que también se hizo monja en el mismo convento. Cuando me enteré de este hecho quedé muy sorprendida y feliz, Inês me pareció una buena opción, tenía una conexión con mi guía espiritual Sor Clara, que lleva el nombre de Santa Clara y también esta unión con la espiritualidad dual de las carmelitas / franciscana, fue perfecto. Sin embargo, necesitaba confirmación porque el nombre religioso no es cualquier nombre que nos guste, sino una gracia que se nos concede a través de la oración y el discernimiento, y que conlleva muchos significados.
Una tarde, mientras estaba en la capilla en adoración, entre mis oraciones recordé a Inés y en ese momento le pedí al Señor que, si le agradaba, me diera tal confirmación. En mi Biblia hay un calendario litúrgico, el cual tomo para ver las lecturas del día, cuando lo abro el primer nombre que me viene a los ojos es precisamente Inês. Este hecho no fue mera coincidencia, sino que fue la respuesta de Dios a mi oración. Recuerdo bien la alegría que sentí en ese momento porque había entendido la tercera parte de mi nombre religioso. Por eso, con la gracia de Dios, en santa perseverancia, al entrar en la vida religiosa, me llamaré sor Carmela Maria Inês.
Leticia Dantas
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