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¿Cómo me ayudó el discernimiento vocacional A SUPERAR LA ANSIEDAD?

Actualizado: 25 jul


La ansiedad era un "diagnóstico" que siempre había tenido desde niña, de hecho, ya había aceptado ser etiquetada como "ansiosa", ya estaba acostumbrada. En un momento determinado de mi vida, cuando ya no podía tener una vida sana, me estaba enfermando, así que empecé a tomar algunos medicamentos psiquiátricos, las situaciones empeoraron, así como mi estado e incluso la medicación. Cada día iba peor, ya me dirigía a un pre diagnóstico de trastorno bipolar.


Decidí acudir a la hermana Clara, que me conocía desde hacía tiempo, pero había cortado el contacto con ella porque me había unido a otra comunidad. Casi tan pronto como me aconsejó que volviera a la guía espiritual, pedí al Señor que me indicara un guía espiritual, y varias señales mostraron que la Hermana Clara era mi nueva guía. Una semana después del evento, hablamos sobre la ansiedad, unos días después le conté sobre las medicinas, y me hizo saber que la ansiedad puede ser superada en la oración y en la práctica de la Voluntad de Dios.


Un día me trajo el Salmo 30:22: "Pero dije en mi ansiedad: ‘Estoy desterrado de tu presencia. Pero tú oíste la voz de mi súplica, tan pronto como te invoqué’”, y en el versículo 24 dice: "Sed fuertes y valientes, todos los que esperáis en el Señor". Me sorprendió mucho leer estos versos y pensé: ¿podré vencer? Entonces, ¿puedo deshacerme de la ansiedad? Y en el mensaje a la Hermana Clara me dice, "en este caso la ansiedad del salmista era por los pensamientos que tenía, pero luego Dios, respondió a su oración, así que sólo lo invocó y todo estuvo bien". En ese momento comprendí que era Dios mismo quien me decía: "Pide y te daré una respuesta, Llama y me presentaré, Clama y te ayudaré". La ansiedad del salmista fue superada cuando clamó al Señor, fue escuchado y respondido, el salmista conocía la voluntad del Señor y la puso en práctica, y yo estaba siendo llamada a hacer lo mismo.


Pues bien, me encontré ante un gran reto, no se trataba sólo de rezar, sino de preguntar: "Señor, ¿qué quieres de mí?", y tal vez obtener una respuesta que no estaba en mis planes, pero esto no fue motivo de ansiedad, al contrario, desde el momento en que inicié esta búsqueda y este proceso de aceptación, la ansiedad fue perdiendo su espacio, poco a poco, hasta el punto de que ya no era necesario tomar ninguna medicación. En la desesperación de mi ansiedad, el Señor me ayudó, me hizo conocer sus caminos, y aunque me asusté y me sentí congelada por mis miedos y dudas, dudando incluso de que el Señor me respondiera, pero la verdad es que ÉL SIEMPRE RESPONDE, a un corazón que lo busca con sinceridad. "Busqué al Señor y me respondió, y de todos mis temores me libró", Sal 34,4. No pedí una sola vez, pedí innumerables veces, pedí más de una señal, y cada vez el Señor me respondió, y me libró de un mal, que ya había aceptado que llevaría de por vida. Busquemos al Señor con un corazón sincero, porque como dice el Evangelio: "Pedid, y se os dará; buscad, y encontraréis; llamad, y se os abrirá la puerta". Porque todo el que pide recibe, el que busca encuentra, y al que llama se le abre la puerta". Mateo 7:7-8. Dios no sólo puede realizar cualquier obra en nuestra vida, sino que DESEA hacer maravillas en ella, un Dios siempre presente y dispuesto a actuar en nuestro favor, librándonos del mal y conduciéndonos por el Buen Camino.

Vocación Rita


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