Durante mi primera peregrinación de total providencia a la comunidad religiosa de los "Pequeños Frailes y Hermanas de Jesús y María", sin llevar nada para el viaje, al principio había tenido un poco de miedo de esto, pero le dije al Señor más o menos así: "Señor si quieres esto de mí, si me llamas en esta comunidad, se cumpla en mí tu Volunad!", y el Evangelio de la misa del día decía: <<No lleven nada para el viaje, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero... >> (cf. Lc 9, 3-4), este hermoso signo alegró mi corazón y fue uno de los muchos que confirmó mi llamada en esta comunidad religiosa.
Más tarde descubrí que también San Antonio abab había recibido una señal similar por parte del Señor antes de dejar todo y entregarse a la vida monástica; de hecho, un día, mientras caminaba para ir a la Misa, meditando en la razón que había llevado a los apóstoles a dejar todo y seguir al Señor y los bienes que alcanzarían en el cielo, entró en la iglesia propio en el momento en que se leía el Evangelio: <<Si quieres ser perfecto,.. ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres,.. Después, ven y sígueme y tendrás un tesoro en el cielo>> (Mt19, 21); y como si esas palabras hubieran sido leídas sólo para él, inmediatamente salió de la iglesia, vendió lo que poseía, distribuyó los ingresos a los pobres, y se entregó a la vida ascética o monástica. (Cf. Liturgia de las horas, Volumen III, Oficio de las Lecturas, 17 de enero, T. O.).
Sr. LMV
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