Muchas veces se dice: “quien soy yo para juzgar”
Ya que está escrito: «No juzguen y no serán juzgados» (Lc 6, 37), o también: «¿Quién eres para juzgar?» (Sant. 4, 12).
Pero también está escrito esto: «¡Juzguen con juicio justo!» (Jn 7, 24)
Entonces, ¿debemos juzgar o no debemos juzgar?
Aquí una luminosa respuesta, de nuestro fundador, P. Volantino
(Licenciadoen Sagrada Teología en la Pontificia Universidad Letrán de Roma, con especialización en Teología Fundamental a la PUL de Roma)
Pues bien, hemos leído precisamente que Jesús nos dice también de juzgar con juicio
justo (cf. Jn7,24), pero ¿cómo hacerlo?
Ejemplo: si nosotros vemos a una persona que roba, “podemos juzgar” que está mal
esa acción, según el Espíritu del Evangelio (cf. Mt 19, 18), para tener así un Espíritu de
discernimiento Evangélico, para comprender lo que está bien, de lo que está menos
bien, y de lo que incluso esta mal.
Señor, Tú no nos pides de juzgar según el espíritu del mundo, o de juzgar para condenar, ya que tú mismo dices: «No condenen y no serán condenados» (Lc 6, 37), y dado que el mismo Apóstol nos explica: «No juzguen nada antes del tiempo» (1Co 4,5), pero para nuestro máximo bien, nos manda incluso de «Juzgar con justo Juicio» (cf. Jn 7, 24), según el Espíritu del Evangelio, todos los eventos que nos rodean, ¡para nunca dejarnos engañar de ninguna lengua malvada de este mundo!
El Señor incluso nos lo explica (y bien), a través del Apóstol, cuando dice:
«El hombre espiritual… todo lo juzga, y no puede ser juzgado por nadie» (1Co 2, 15).
Pues bien, podemos juzgar las acciones, pero no a la persona, y con un juicio según el
espíritu de Evangelio, para construir y no para destruir.
Opmerkingen