top of page

Y tú, ¿estás luchando contra Dios?

  • Foto del escritor: Blog PFSGM
    Blog PFSGM
  • hace 1 día
  • 2 Min. de lectura
ree

      Si alguien nos preguntara: "¿te gustaría ir en contra de Dios?", probablemente responderíamos que no, de lo contrario no tendría sentido hacer un camino de discernimiento vocacional. Sin embargo, pueden haber momentos dentro de nosotros en los que comienza esta lucha, incluso sin darnos cuenta. Conversando con algunas jóvenes orientadas a la vida religiosa, siempre llegaba el momento de confusión y tentación, aunque sabían con certeza lo que Dios quería de ellas. Es normal ser tentado; de hecho, si no fuera algo que provoca cierta atracción, ¿Qué clase de tentación sería? Pero sabemos que la Palabra nos dice: "Dios es fiel y no permitirá que sean tentados más allá de sus fuerzas, sino que con la tentación les dará los medios para salir de ella y la fuerza para soportarla" (1 Cor 10,13). ¡Con la gracia y la buena voluntad de Dios no hay tentación que no se pueda superar! El problema es cuando comienzas a luchar contra lo que Dios te pide.

 

  • "Señor, ¿por qué me llamas a renunciar a algo así?"

  • "Señor, ¿por qué debo dejar mi país?"

  • "Señor, ¿por qué tuviste que pedírmelo tú mismo?", etc., etc.

 

      ¡Cuestionar la voluntad de Dios! No querer aceptarla porque nos lleva a tener que renunciar a nosotros mismos y a nuestras propias voluntades, porque nos lleva a tener que enfrentar nuestros miedos. ¿Quién eres tú, hombre, para cuestionar a Dios? Dirá, acaso, lo que ha sido moldeado por quien lo moldea: "¿Por qué me hiciste así?" (Rm 9,20)

 

      Dejémonos moldear por Dios, sin resistirnos. Seamos agradecidos al Señor por la llamada que nos ha hecho. Él, el Creador del Universo, ha posado sus ojos sobre nosotros para indicarnos su voluntad. ¿Qué más podemos querer? ¿Qué son 40, 60, 80 años en comparación con la eternidad? "Somos piedras que se mueven, que sienten, que tienen una voluntad libre. Dios mismo es el artesano que nos lima los bordes, esculpiéndonos, modificándonos, como Él quiere, a golpes de martillo y cincel. No queremos alejarnos de Él, no queremos esquivar su voluntad, porque en ambos casos no podemos evitar los golpes. - Sufriremos más y en vano, y en lugar de ser una piedra pulida y capaz de construir, seremos un montón de grava que los hombres pisotearán con desprecio" (San Josemaría Escrivá, Camino, n. 756).


Hna. CMC

Comentarios


bottom of page