En nuestro camino de fe y discernimiento, habrá momentos "en la cima de la montaña" en los que las cosas parecen ir muy bien, pero también habrá momentos de prueba. He aprendido a través de la experiencia personal como Pequeña Hermana que una buena manera de ayudarnos durante los momentos bajos es recordar los altos y cómo Dios ha actuado en nuestra vida en esos momentos. Por eso es tan importante escribir las oraciones respondidas, los momentos en los que entendemos que Dios nos habla, así como las pruebas afrontadas y cómo nos ha ayudado a superarlas.
Leemos en las Sagradas Escrituras: "El Señor me respondió y dijo: Escribe la visión; grábala bien sobre unas tablas para que se la pueda de corrido" (Hab. 2, 2). Al escribir estos momentos en los que Dios nos ha hablado o ha actuado en nuestra vida, podemos avanzar más rápido en nuestro viaje espiritual, continuando a meditar sobre cómo Dios aún nos está hablando, hasta que lleguemos a comprenderlo plenamente (cf. Éx. A, 11).
Dios también dice en Deuteronomio 4, 9: "Presta atención y ten cuidado, para no olvidar las cosas que has visto con tus propios ojos, ni dejar que se aparten de tu corazón un sólo instante...". Volver a la mente las maravillas que el Señor ha obrado en nuestra vida nos infunde valor y nos da la fuerza para seguir adelante a través de nuestras pruebas, sabiendo con certeza que Él nos ha ayudado antes y puede ayudarnos de nuevo.
Sr. CMA
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