HISTORIA: La catedral con magníficos vitrales

Durante la construcción de una catedral, el maestro y los mejores artesanos trabajaban en talleres instalados dentro del sitio de construcción. Una mañana, un joven desconocido se presentó al maestro que llevaba herramientas de artesano en su cinturón. "¡Ya tengo los obreros y escultores que necesito! dijo el maestro, y de manera brusca señaló al extranjero la puerta de salida. "¡No pido trabajar las piedras!", respondió el desconocido. "Solo me gustaría hacer un vitral como prueba, sin compromiso ni costo alguno para ustedes". El capitán aceptó y le concedió al joven una vieja "choza" en desuso al lado del vertedero de la obra.

En los meses siguientes nadie le prestó atención. ¡El joven trabajaba en su "choza" silencioso y ocupado! Y llegó el día en que sacó al exterior su obra secreta. Era un vitral de increíble esplendor, con colores brillantes que nadie había visto antes. ¡Sin duda, más hermosa que todos los demás vitrales de la catedral! La fama del extraordinario vitral se extendió, y la gente comenzó a llegar de cerca y de lejos para admirarlo. "¿De dónde sacaste todos estos maravillosos pedazos de vidrio tan brillantes y luminosos?", preguntaban, sorprendidos y emocionados, los maestros artesanos. Y el extranjero respondió:

"¡Oh, encontré fragmentos aquí y allá, donde trabajaban los obreros! ¡Este vitral está hecha con las piezas desechadas por otros como inútiles!".

(De la web: cuento para la Pascua, pasaje sin autor.)

El artesano hábil puede ser figura del Señor que puede hacer de cada uno de nosotros una obra maestra, ya que también está escrito:

"La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto ha sido hecho por el Señor y es admirable a nuestros ojos." (Sal 118, 22-23)