Paz y bien a todos,
Me gustaría contaros mi experiencia vocacional de un mes en Cremona con las Pequeñas Hermanas de Jesús y María. Para mí fue una experiencia hermosa y muy importante porque en esa experiencia me superé, ya que nunca había estado fuera de casa durante un mes y tenía miedo de rendirme ante la experiencia, pero en cambio la completé y me di cuenta cada vez más de que ese convento es mi casa. El primer hecho es que después de casi dos años de espera a causa de la pandemia, Jesús cumplió todos los deseos de mi lista, es decir, tener la experiencia, ver a algunas religiosas que me gustan, encontrarme con mis amigos del grupo vocacional y ver a mi mejor amiga. Gracias a esta experiencia, he podido cumplir todos a la vez. Lo segundo es que, después de la misa en el Santuario, escribí una oración a la Virgen para que me ayudara a resolver una duda que tenía, es decir, si debía hacer los seis meses inmediatamente o si debía ir al colegio y hacer las experiencias extendidas, como había decidido para el 2020 con mi guía espiritual, que no pudimos hacer por la pandemia. En esta oración, le pregunté a la Virgen si podía responder al final de la experiencia. Pasaron los días y en cierto momento una tarde tuve un sueño en el que le decía a mi guía espiritual que quería el Escapulario y ella me decía que todavía no estaba preparada... Le conté el sueño a mi guía y después de analizar muchas cosas juntos entendimos que por el momento es correcto que vaya a la escuela y tenga las experiencias largas para prepararme mejor. De hecho, unos días más tarde, ¡el profesor de la escuela me llamó para organizar mi horario! La tercera y última cosa que me llamó la atención de esta experiencia fue el hecho de que, en un momento de crisis, oré a Jesús y le pedí una señal sobre mi vocación, si debía seguir caminando con la comunidad y buscando un pasaje bíblico al azar, me vino uno que decía: "En tu voluntad, Señor, está mi alegría" (Salmo 118:16). Después de esta nueva confirmación, ¡¡¡ya no tenía dudas!!!
Agradezco a Jesús y a María por esta hermosa y fructífera experiencia.
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