Cuando me miro a mí mismo, Señor, sólo veo cosas pequeñas.
Me encuentro lejos de ser como Tú quieres.
Sin embargo, me miras con amor y te complace, me eliges, me quieres.
¿Cuán lejos estoy de la idea que Tú tienes de mí desde la eternidad?
Pero aún me miras y me amas.
Dios, moldéame como un trozo de arcilla en tus manos.
Cámbiame, pertúrbame, destruye esta imagen de mí que se ha adaptado al mundo
y diséñame como Tú quieres.
Ningún cambio será tan doloroso
si me hace ser como tú
Siempre me has imaginado y deseado: tu novia.
No soy nada en esta tierra si no puedo ser como Tú quieres que sea.
Tómame, Señor. Arréglame. Restabléceme.
Que no quede nada en mí si no te agrada.
Cuanto más me rindo y te dejo hacer, más te siento arder
en ese nuevo corazón que Tú quieres darme.
Que yo, Dios, sea sólo como Tú quieres que sea.
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