Una mujer serena, sobre la cama del hospital, hablaba con el sacerdote que vino a visitarla. "El Señor me ha donado una vida bellisima. Estoy lista para partir".
"Lo sé" murmuró el sacerdote.
"Hay una cosa que deseo. Cuando me entierren quiero tener una cucharita en mano...".
"¿Una cucharita?". El buen sacerdote se mostró auténticamente sorprendido."Por qué quieres ser enterrada con una cucharita en mano?".
La mujer dice "Siempre me ha gustado participar a los almuerzos y a las cenas de las fiestas en parroquia. Cuando llegaba a mi lugar miraba enseguida si estava la cucharita cerca del plato. ¿Sabe qué cosa significaba? Qué al final llegaria el postre o el helado".
"¿Y entonces?".
"¡Significa que lo mejor llega al final! Justo ésto es lo que quiero decir a mi funeral. Cuando pasen cerca de mi ataúd se preguntarán: "Por qué esa cucharita?". Quiero que le responda que yo tengo la cucharita por qué está llegando lo mejor".
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