A propósito de portar la cruz La historia de dos burritos dirigidos a Belén

A la gruta de Belén también llegan dos burritos. Eran cansados y demagridos. Sus dorsos eran pelados y llagados por los pesados costales que el molinero su dueño cargaba cotidianamente y de los golpes de bastón que no ahorraba. Los pastores escucharon hablar del Rey de los Reyes llegado del cielo y también ellos acudieron. Quedaron un instante a contemplar al niño. Lo adoraron y oraron como todos. A la salida les esperaba el despiadado molinero. Los dos burritos, uno con la cabeza inclinada, repartieron con el gran peso sobre el dorso.

"No sirve de nada" dijo el que tenia la cabeza inclinada. "He rogado al Mesias de que me quitara el peso y no lo ha hecho".

"Yo en cambio" dijo el otro, que trotó con cierto vigor

"le he pedido de darme la fuerza para llevarlo"

Así esta escrito:

"Todo puedo en aquel que me da la fuerza". (cfr Fil 4, 13 )