6 Consejos de San José María Escrivá sobre la Dirección Espiritual
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56. Madera de santo. —Eso dicen de algunas gentes: que tienen madera de santos. —Aparte de que los santos no han sido de madera, tener madera no basta.
Se precisa mucha obediencia al Director y mucha docilidad a la gracia. —Porque, si no se deja a la gracia de Dios y al Director que hagan su obra, jamás aparecerá la escultura, imagen de Jesús, en que se convierte el hombre santo.
Y la «madera de santo», de que venimos hablando, no pasará de ser un leño informe, sin labrar, para el fuego... ¡para un buen fuego si era buena madera!
59. Conviene que conozcas esta doctrina segura: el espíritu propio es mal consejero, mal piloto, para dirigir el alma en las borrascas y tempestades, entre los escollos de la vida interior.
Por eso es Voluntad de Dios que la dirección de la nave la lleve un Maestro, para que, con su luz y conocimiento, nos conduzca a puerto seguro.
63. Tú —piensas— tienes mucha personalidad: tus estudios —tus trabajos de investigación, tus publicaciones—, tu posición social —tus apellidos—, tus actuaciones políticas —los cargos que ocupas—, tu patrimonio..., tu edad, ¡ya no eres un niño!...
Precisamente por todo eso necesitas más que otros un Director para tu alma.
64. No ocultes a tu Director esas insinuaciones del enemigo. —Tu victoria, al hacer la confidencia, te da más gracia de Dios. —Y además tienes ahora, para seguir venciendo, el don de consejo y las oraciones de tu padre espiritual.
65. ¿Por qué ese reparo de verte tú mismo y de hacerte ver por tu Director tal como en realidad eres?
Habrás ganado una gran batalla si pierdes el miedo a darte a conocer.
618. El enemigo: ¿obedecerás... hasta en ese detalle «ridículo»? —Tú, con la gracia de Dios: obedeceré... hasta en ese detalle «heroico».
(San Josemaría Escrivá, Camino, 56.59.63.64.65.618)
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