¿Qué es la pureza de corazón?
- Blog PFSGM
- 1 oct
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A veces pensamos: "el Señor no me responderá porque he cometido muchas culpas, me siento impuro". ¿Realmente nos hemos preguntado qué significa, según las Escrituras, ser puro?
A veces, en el camino de la búsqueda de la voluntad de Dios, podemos llegar a pensar que no somos dignos, puros o que no podemos corresponder a tal llamado, o a pensar "no es posible que Dios me llame a la vida religiosa sabiendo que he cometido tantos errores en la vida", sintiéndonos impuros por tal llamado.
Pero, ¿alguna vez nos hemos preguntado qué significa realmente ser puro?
Aquí hay una clave luminosa para la lectura de nuestro iniciador, Fray Volantino Verde. Tomando dos pasajes de la Sagrada Escritura, veamos qué nos dicen:
"Bienaventurados los puros de corazón, porque verán a Dios" (cfr. Mt 5,8)
"Los rectos verán el rostro del Señor" (cfr. Sal [10],7)
Por lo tanto, uno es puro cuando es recto, sincero, se mantiene alejado de la mentira, cuando es transparente; como por ejemplo, me señaló mi padre espiritual: San Pablo perseguía a los cristianos pensando que era la voluntad de Dios; a pesar del error, actuó con rectitud. El Señor, al ver esta rectitud, lo hizo caer del caballo (como dice la tradición popular), y allí ve una gran luz, ve de alguna manera al Señor, en el camino recto de Damasco; podemos decir que en el camino de la recta intención, de hecho está escrito: "El Señor concede gracia y gloria y no niega el bien a los que caminan con justicia" (cfr. Sal [83], 12).
Por eso, Jesús mismo nos dice: "No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre, sino lo que sale de la boca" (cfr. Mt 15,11), por lo que sale del corazón del hombre.
Podríamos preguntarnos: "¿cómo podrá un joven mantener pura su vida? ... guardando tu Palabra"... porque "conservé en mi corazón tus palabras para no ofenderte con el pecado" (cfr. Sal [118],9).
Entonces, buscar ser puro, a la luz de estos pasajes de las Escrituras, significa actuar con rectitud, con sinceridad, con transparencia, según lo que la Escritura nos enseña; y si pecamos, nos confesamos con el sacerdote católico, y de esta manera el Señor nos hará comprender cada vez más su voluntad en nosotros.
Hna. SMA
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