En la vida religiosa puede suceder que cambies tu nombre. También lo vemos en la llamada del primer Papa, a quien Jesús cambió su nombre de Simón a Pedro, (cf. Jn 1,42) de Saúl (cf. Hch 9,4) a Pablo (cf. Hch 13,9), indicando con esto un cambio, del viejo hombre al nuevo (cf. Col 3,9) así como la misión que el Señor nos confía en nuestra vida. También en mi nombre religioso hay un significado..
Pero, ¿cómo he comprendido que tenía que llamarme
Hermana Teresa María Ester?
Los acontecimientos para entender mi nombre de religiosa han sido muy bonitos, sencillos y en la practicidad de la vida real. La idea de cuál nombre podía tomar como religiosa comenzó a pasarme en la cabeza ya a partir de la segunda experiencia vocacional en la comunidad. No estuve sola durante esa experiencia, sino que también había otra chica - hoy es una de nuestras hermanas - que un día me dijo: "¡Quién sabe qué nombre puedes tener como religiosa!". Comienza a partir de ahí a hacer una lista de nombres, pero no me gustaba ninguno de ellos excepto aquel que más tarde se convirtirá en mi tercer nombre, que era: Ester.
Después de la experiencia regresé a Albania y, entre otras cosas, volví a pensar en el nombre como religiosa. El único nombre que vino a la mente – por algunas experiencias de vida similares – fue Teresa, pensando en Santa Teresa de Lisieux, y le dije: "si el Señor quiere este nombre para mí, de alguna manera me lo confirmará".
Unos días antes de partir para regresar a la comunidad, fui a ver a mis amigas monjas para saludarlas. Con uno de ellas tuve una buena amistad y confiaba en ella. Así que le dije que tal vez religiosa cambiaría mi nombre y, sin decir lo que había pensado, le pregunté qué nombre pensaba que era bueno para mí. Ella lo pensó, luego tomó un libro donde estaban escritos todos los nombres de los santos, a un cierto punto – sin que yo le hubiera dicho nada de esto – me dijo: "Dijiste que en la regla, la comunidad hace referecia a 4 santos". Dije que sí. Ella continuó: "y entre ellos está una mujer, llamada Teresa!". Esta casi por desmayarme. Era bastante claro para mí que esa era la confirmación que había buscado. Pero no terminó ahí. Le dije: "Bien, tenemos el primer nombre, el segundo nombre es María para todos, ¿y como tercer nombre?" En ese momento pasó su superior, que había escuchado el discurso desde lejos y dice: "¡Esther! ¡Es un nombre bíblico!". ¡Estaba realmente asombrata! Ninguna de ellas sabía qué nombre había dicho mi cohermana durante el retiro. Así el Señor me dio la doble confirmación sobre Hna. Teresa María Ester
Hna. EMT
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