A veces me podía a pensar en el sentido de la vida y el futuro que quería. ¿será que todos mis sueños se harían realidad? ¿Conseguiría un trabajo que me gustaría? ¿Sería capaz de construir una familia como tenía imaginado? Será, será, será... Estas son preguntas que son parte de la juventud, y que también formaban parte de las mías.
Además de todas estas preguntas sin respuesta, había algo más que me preocupaba en mi corazón: ¡la muerte! Incluso si todos mis deseos se hicieran realidad, ¿de qué serviría? Tarde o temprano, como todos los seres humanos, envejecería y terminaría por morir. ¿Por qué construir tanto si no te llevas nada conmigo? ¿Qué sentido tiene todo esto?
"el mundo pasa, y con él, su concupiscencia.
En cambio el que cumple la voluntad de Dios permanece eternamente" (1Jn 2,17).
¡Es Dios quien da sentido a nuestra breve vida, sólo él puede darnos la inmortalidad! Como diría nuestro fundador, "esta no es la vida verdadera, sino sólo la prueba para entrar en ella". Cuántas veces hemos puesto todos nuestros esfuerzos en la vida actual, aunque sabemos que es fugaz, olvidando la vida eterna, que aún debe ser conquistada.
¿Quién compraría una casa a lo largo del mar sabiendo que en invierno sería destruida por la marea alta? ¿Por qué invertir tanto en algo que dura muy poco? Parece extraño, pero es así, se apuesta todo por una vida que dura sólo 100 años (si se llega a tanto), sin casi pensar en construir una casa para la Vida Eterna. En la lógica del mundo, todo lo que se conquista durante la vida se convierte en la herencia de otra persona, ya que estos bienes no pueden seguirnos después de la muerte. En la lógica de Dios, si nos esforzamos por hacer Su Voluntad, cada logro será la herencia que recibiremos en la Vida Eterna, nada se pierde, todo se gana. Como diría san Agustín: "Cada uno será lo que ama. ¿Amas la tierra? Tierra serás. ¿Amas a Dios? ¿Qué deberé decir? Serás dios. No me atrevo a decirlo. Escuchemos las Escrituras: "Yo digo que ustedes son dioses y todos ustedes son hijos del Dios Altísimo."
¿Y tú? ¿Dónde estás construyendo tu casa? ¿Dónde pones tu amor, en la tierra o en Dios? ¿Qué herencia te espera?
Hna. CMC
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